Si
hay alguien que me parece carente de todo talento esa es Linda
Peretz, sin embargo, me veo forzada a citarla en el título dado que
días atrás pude renovar los votos de una verdad casi absoluta. Una
vez más comprobé que, mientras se tiene a alguien al lado, no
importa cuán feliz se es. No hace mucho fui concurrente a una
reunión cuasifamiliar. Y, claro, siempre hay una amiga de la familia
lo suficientemente argolluda para regodearse con nuestra soltería.
Apenas asomo en el recinto, botella de tinto en mano para colaborar,
Argolluda me aborda, toda glamorosa, al grito de ay! mirá tanto
tiempo!!! cómo estás lindura!!! Yo me veo sometida al abrazo de
Argolluda y lo único que puedo pensar es la concha de su hermana.
Argolluda siempre me pareció el prototipo de mina que con el tiempo
aprendí a detestar. Básica básica. Noviazgo, casamiento, la casa,
el perro, el auto, la nena, el nene, el terrenito en MDQ y una
inagotable fuente de aburrimiento en el clítoris. Y no es por la
enumeración de logros que la detesto, sino por la falsedad que en
ello se esconde. Argolluda me besa, me aparta tomándome de ambos
brazos, yo tengo la actitud de un asco políticamente correcto, y me
dice qué hacés nena cómo van tus cosas, seguís viviendo allá
lejos de todo. Yo me limito a mirarla con una sonrisa muy forzada:
Todo bien... Ella, con el megáfono incorporado: “Mirá quién
llegó, amor?”. Amor es un señor bien, de doble apellido, al que
ya le penden lisos los testículos por los gritos de Argolluda ante
cada nuevo invitado. Argolluda insiste: Qué linda estás! Decime una
cosa... vení acá, cuándo vas a traer un novio vos. Qué está
pasando? Tan difícil sos? (No, lo que pasa es que soy de flujo
fuerte, pedazo de boluda) Ya vas a encontrar a alguien, me consuela
Argolluda. Y ahí mismo se detiene mi radar. Argolluda siente la
necesidad de consolarme, de darme ánimos, de asegurarme que no me
preocupe que ya me va a tocar a mí encontrar un Amor mirá quién
vino. Ahora, yo razono lo siguiente tratando de no desquiciarme: esta
mujer se siente en el deber de darme esperanzas, creyendo que lo que
me hace falta es todo lo que ella tiene. Ahora bien, si descorremos
un poco el telón, bueno es saber que: su Amor de doble apellido no
la miró en toda la reunión, es más, la única que hizo algo para
arrimársele y robarle un beso comisura-labio fue Argolluda. Era
notorio que Amor doble apellido cuanto más lejos la tuviera, mejor;
si yo no supiera que se casaron hace un rato largo ya, creería que
nada tienen que ver entre sí. Amor doble apellido no le dirigió la
palabra ni la hizo partícipe de ningún comentario. Argolluda ante
cada pavada que enunciaba, coreaba: ¿No, amor? Argolluda, en uno de
sus perfiles de red social se describe: Plenamente
casada con Amor doble apellido,
mientras exhibe una foto de los dos, sonriendo. Amor doble apellido,
en su perfil de red social tiene la foto de él cuando era pequeño y
no la nombra en ningún lado, sólo menciona a su equipo de fútbol.
Argolluda plenamente casada ignora (y en eso tengo serias dudas) que
no hace mucho, Amor doble apellido estuvo tratando de levantarse a su
compañerita de laburo, que -dicho sea de paso- yo conozco. Pero,
claaarooo, todo eso no importa porque Argolluda está casada
(plenamente), vive en un hogar de dos pisos con un marido, dos hijos
y un caniche. Tiene una cadenita con dos dijes de niñitos (el nene y
la nena). Tiene un auto cuyo vidrio trasero muestra el calco de la
familia de mayor a menor, el papá con el chorizo ensartado en un
tenedor, la mamá muy canchera con una canastita, la nena con moño y
el nene con pelota, ah, y un perrito también. Tiene “casada” en
el perfil del face, y muchas fotos de cumpleaños en familia y
vacaciones. También tiene cenas en parejas, muchos obsequios de
aniversarios y solicitudes completadas con el rótulo “casada”.
Tiene un anillo y frases como “debo consultarlo con mi esposo”.
También grupos de pertenencia del estilo. Y está bien, digo, seguir
la pantomima a cualquier precio, empastinar la felicidad aunque el
revoque se caiga a pedazos, ostentar la plenitud con stickers. No
obstante debo advertir que lo que no está bien, Argolluda, es creer
que todos estamos dispuestos a firmar el mismo contrato circense para
que la apariencia siga engañando.
Te juro, pero te juro que leí "una cadenita con dos ´dientes´ de niños"!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarLo de los calcos de la familia, es una porquería. Ya sabés que hacer el día que nos lo veas pegado en el auto.
besos
te a-mo
ResponderEliminarzonza...
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