sábado, 20 de octubre de 2012

No seré feliz...

Si hay alguien que me parece carente de todo talento esa es Linda Peretz, sin embargo, me veo forzada a citarla en el título dado que días atrás pude renovar los votos de una verdad casi absoluta. Una vez más comprobé que, mientras se tiene a alguien al lado, no importa cuán feliz se es. No hace mucho fui concurrente a una reunión cuasifamiliar. Y, claro, siempre hay una amiga de la familia lo suficientemente argolluda para regodearse con nuestra soltería. Apenas asomo en el recinto, botella de tinto en mano para colaborar, Argolluda me aborda, toda glamorosa, al grito de ay! mirá tanto tiempo!!! cómo estás lindura!!! Yo me veo sometida al abrazo de Argolluda y lo único que puedo pensar es la concha de su hermana. Argolluda siempre me pareció el prototipo de mina que con el tiempo aprendí a detestar. Básica básica. Noviazgo, casamiento, la casa, el perro, el auto, la nena, el nene, el terrenito en MDQ y una inagotable fuente de aburrimiento en el clítoris. Y no es por la enumeración de logros que la detesto, sino por la falsedad que en ello se esconde. Argolluda me besa, me aparta tomándome de ambos brazos, yo tengo la actitud de un asco políticamente correcto, y me dice qué hacés nena cómo van tus cosas, seguís viviendo allá lejos de todo. Yo me limito a mirarla con una sonrisa muy forzada: Todo bien... Ella, con el megáfono incorporado: “Mirá quién llegó, amor?”. Amor es un señor bien, de doble apellido, al que ya le penden lisos los testículos por los gritos de Argolluda ante cada nuevo invitado. Argolluda insiste: Qué linda estás! Decime una cosa... vení acá, cuándo vas a traer un novio vos. Qué está pasando? Tan difícil sos? (No, lo que pasa es que soy de flujo fuerte, pedazo de boluda) Ya vas a encontrar a alguien, me consuela Argolluda. Y ahí mismo se detiene mi radar. Argolluda siente la necesidad de consolarme, de darme ánimos, de asegurarme que no me preocupe que ya me va a tocar a mí encontrar un Amor mirá quién vino. Ahora, yo razono lo siguiente tratando de no desquiciarme: esta mujer se siente en el deber de darme esperanzas, creyendo que lo que me hace falta es todo lo que ella tiene. Ahora bien, si descorremos un poco el telón, bueno es saber que: su Amor de doble apellido no la miró en toda la reunión, es más, la única que hizo algo para arrimársele y robarle un beso comisura-labio fue Argolluda. Era notorio que Amor doble apellido cuanto más lejos la tuviera, mejor; si yo no supiera que se casaron hace un rato largo ya, creería que nada tienen que ver entre sí. Amor doble apellido no le dirigió la palabra ni la hizo partícipe de ningún comentario. Argolluda ante cada pavada que enunciaba, coreaba: ¿No, amor? Argolluda, en uno de sus perfiles de red social se describe: Plenamente casada con Amor doble apellido, mientras exhibe una foto de los dos, sonriendo. Amor doble apellido, en su perfil de red social tiene la foto de él cuando era pequeño y no la nombra en ningún lado, sólo menciona a su equipo de fútbol. Argolluda plenamente casada ignora (y en eso tengo serias dudas) que no hace mucho, Amor doble apellido estuvo tratando de levantarse a su compañerita de laburo, que -dicho sea de paso- yo conozco. Pero, claaarooo, todo eso no importa porque Argolluda está casada (plenamente), vive en un hogar de dos pisos con un marido, dos hijos y un caniche. Tiene una cadenita con dos dijes de niñitos (el nene y la nena). Tiene un auto cuyo vidrio trasero muestra el calco de la familia de mayor a menor, el papá con el chorizo ensartado en un tenedor, la mamá muy canchera con una canastita, la nena con moño y el nene con pelota, ah, y un perrito también. Tiene “casada” en el perfil del face, y muchas fotos de cumpleaños en familia y vacaciones. También tiene cenas en parejas, muchos obsequios de aniversarios y solicitudes completadas con el rótulo “casada”. Tiene un anillo y frases como “debo consultarlo con mi esposo”. También grupos de pertenencia del estilo. Y está bien, digo, seguir la pantomima a cualquier precio, empastinar la felicidad aunque el revoque se caiga a pedazos, ostentar la plenitud con stickers. No obstante debo advertir que lo que no está bien, Argolluda, es creer que todos estamos dispuestos a firmar el mismo contrato circense para que la apariencia siga engañando.

3 comentarios:

  1. Te juro, pero te juro que leí "una cadenita con dos ´dientes´ de niños"!!!!!!!!!!!
    Lo de los calcos de la familia, es una porquería. Ya sabés que hacer el día que nos lo veas pegado en el auto.
    besos

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