miércoles, 20 de noviembre de 2013

Olfato

Es algo así como una leve punción en el espacio entre el estómago y el corazón. Digamos un chiquito más abajo que el plexo solar. Ahí justo se siente un tironcito. Éste se conecta directamente con el cerebro y esa combinación dispara la alarma de la experiencia. Tanta vuelta para plantear que hoy no sé si es bueno o malo este tema de saber lo que se avecina. Existen ciertas situaciones nuevas, frescas e inmaculadas que, pasado un tiempito, ya empiezan a emanar señales de déjà vu. Ahí comienza la sensación amarga, esa que decide socavar desde el punto mencionado y va tomando todo el espíritu. Esa precisa seguridad de que esto también va rumbo a eso. Esa eterna película que se repite. Sí, es así... va a pasar eso... otra vez... así es... vuelve a repetirse como el día de la marmota... Tu terquedad y pensamiento mágico tratan de no doblegarse. Siguen insistiendo con que no, que te equivocás, que esta vez será diferente. Pero tu yo lee la sensación clara del plexo y sabe que ahí está la verdad. Sí, definitivamente va volver a pasar, tiene todas las señales que ya conocés, los contornos ya vistos, los vacíos inconfundibles. Sí, indefectiblemente. Esto también va rumbo a eso.

2 comentarios:

  1. El miedo, entre otras muchas sensaciones, pueden ser fìsicas, somáticas, crìticas, neuróticas... pero nunca son zonzas. Hay que hacerle caso siempre. Experiencia de tía.

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  2. Definitivamente... definitivamente.

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