Es
dulce. Por momentos, excéntrico. Raro por inherencia. Habla
bastante. Su cerebro, todo un mundo, grafica hasta el detalle más
insignificante. Y su aparato fonador se encarga de manifestarlo en
voz alta. Se ríe gracioso. Carece del elemento nefasto de la
superficialidad. Él es. Y allí reside lo llamativo. Hace voces.
Pide perdón porque sí. Tiene una nuca que atenta contra mi sano
juicio. Es demostrativo and no matter what. No especula. Sabe jugar.
Yo lo miro de reojo aún, por si se convierte en humano. Es todo eso
y un poco más. Y me agarró distraída.
No hay comentarios:
Publicar un comentario