sábado, 31 de marzo de 2012

Entre Clarice y Abelardo (entrega última)

La luz entró por la ventana sin persianas y él se levantó al fin. Nunca hubiera podido ser responsable de la mujer. Nunca hubiera podido equipararla, lo dijo al fin. Ella también lo miró esa vez, él se justificó con frases hechas, y ella siguió mirándolo. 
A la distancia, ella salió a la galería y la respiración profunda trajo para sí la mañana que se despertaba. No lograba dormir más de las ocho, el día la llamaba a nacer junto con él. Recordó la historia que alguien había contado una vez, la historia de Miguel Ángel ante un bloque de mármol informe. La historia contaba que él vislumbraba la figura escondida en la roca, escudriñaba el bloque para redescubrir y liberar al arte. Ella ansiaba a alguien que la cincelara, que encontrara esa esencia perdida tan dentro de su cuerpo... ella sólo ansiaba... ella, más que nunca, ansía.

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