lunes, 28 de mayo de 2012

Figurita difícil

Sí, sí, sí. Es oficial, señoras y señores, luego de tanto tiempo de tumbos, después de tentarme mucho la idea, al fin me decidí. Sí, sí, sí. Como no podía ser de otra manera, buenos leyentes, gente presente, ente decente, gran oponente. Sí, claro que sí, he tomado una decisión trascendental: llamarme a celibato. No fue fácil, pero estoy convencida de que el absentismo sexual va a colaborar en mi psiquis y me va a hacer una persona más sana y centrada. A ver, tampoco es que me empacho de testosterona con asiduidad, pero lo poco que hay ya no descose colchones. No, no, no y no... pero no de los noes, no tolero nunca jamás de los jamases otra situación que haga del mundo pasional un acto falto de gusto. Y acá me tengo que sincerar, yo siempre fui de las bellas féminas que pensaba que el carnal era un accionar dado, que dependía del momento, de las ganas, de sábanas limpias y depilación al día. Odié con vehemencia a las que creían que sucumbir a los placeres carnales era un pecado en la primera cita. ¿Saben qué? Resulta que el mundo me golpeó a la puerta, pidió hablar conmigo y me comentó que aunque estemos en el siglo XXI, y a pesar de que nos vendan sexo hasta por los callos, parece que resulta que, de repente, garchotear cuando nos da la gana no garpa mucho. Parece que el potro domado de las pampas medio que te mira de reojo si le manoteás el pingo. Como que la onda “soy difícil” está dolarizada. Entonces, a vos te hablo, Johnny Tolengo de la zunga de leopardo, me ganaste. Voy a guardarme para el matrimonio. Voy a obligarme a ser la invitada. Voy a disfrutar de que me pasen a buscar, y no caminando. Voy a agendar citas nocturnas en acogedores bistrós y con velitas de las que flotan. Voy a cerrar la noche con un beso cercano a la boca, seguido del cerrado de puerta. Voy a esperar el mensaje o llamado, y retardar la respuesta. Voy a decir que estoy complicadísima de trabajo. Voy a vestir el look me importás muy poco. Voy a empezar a tener problemas porque no me llamaste. Voy a hacerte una escena porque llegaste tarde. Voy a hacerte esperar veinte minutos. Voy a dejar de ser yo por un momento para jugar a la chica Cosmo, esa que en lugar de chota, dice "el amiguito de tu chico". La que en vez de testículos dice "gemelos masculinos". En suma, voy a empezar a especular. Dado que el arrojo instintivo no lleva a buen puerto (a ninguno, diría), acá me planto, no juego más. Nada de falta envido, nada de quiero vale cuatro. Tachame la doble y despiértenme en primavera, ahí cuando brota Cupido en tarjetas importadas de USA.

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