Harald
Weinrich escribió sobre los tiempos de la narración y del
comentario. Distinguió qué tiempos verbales se utilizan en el
discurso cotidiano (mundo comentado) y cuáles en el ficcional (mundo
narrado). Dentro de la narración exponía la diferencia entre el
Pretérito Imperfecto (cantaba) y el Pretérito Perfecto Simple
(cantó). Observaba que el primero era un tiempo que servía como
decorado, para enmarcar las situaciones principales (Los pájaros
cantaban sobre las ramas, y la fronda tocaba una música como de
anís), y el segundo representaba el tiempo de los hechos puntuales y
principales, del primer plano, aquellos que hacían que la historia se desarrollara,
siguiera, se activara (De repente, algo se vislumbró en el cielo,
todo se quedó quieto y esperó). Hoy recordé toda esta teoría,
cuando intenté encontrar un paralelo de lo que sucede cuando algo se
termina. Los finales nunca son fáciles, para nadie supongo. Y hoy
palpé el final, y tiene la textura de cuando vos y yo ya nos hablamos como le
hablaríamos a cualquiera, cuando en nuestra mirada no vemos nada propio,
cuando dejamos de ser únicos. El final es el final cuando ese
otro que siempre apareció en colores, ahora se funde en el blanco y
negro de la masa amorfa del resto. Cuando ya es uno más, como
cualquier otro. Recién hoy pude reconocer que dejamos de estar en
pretérito perfecto simple, dejamos de ser el motor que hacía
avanzar la historia, para convertirnos indefectiblemente en un
pretérito imperfecto, ese telón de fondo que se va fundiendo con el
pasado.
martes, 27 de agosto de 2013
jueves, 22 de agosto de 2013
Mi vecino el gato
Resulta
que unos amigos me invitan a su casa a comer. Llego y cuando asomo en
la cocina veo dos ojos relucientes que me miran con determinación.
Es un pedazo de gato acodado en la ventana que da a la terraza del
lugar. Es una de las imágenes de mascotas más extrañas que he
visto in situ. Es una cocina con un gato asomado en el ventiluz. En
lugar de un Maneki Neko hay un gato matrero. Desde allí, él espera
su comida y la comparte con sus dos compañeros que son más ariscos.
La historia es que estos tres muchachos fueron abandonados por su
familia humana y mis compasivos amigos los han adoptado, y el señor
gato muy educadamente ha comprendido de límites. A partir de aquí
mi cerebro me obliga a trazar el recorrido que involucra a muchos
amigos que han tenido mascotas con actitudes desconcertantes.
Recuerdo a unos que hace varios años tenían un pájaro negro en una
jaulota dentro del comedor. Never more. Dicho ave pasaba más tiempo fuera que
encerrado. Lo extraño era que el bicho se posaba en la cabeza de
cualquiera que estuviera allí. Bah, de cualquiera no, en mi
cabellera no se detenía, a mí me pasaba de largo. Era muy gracioso
estar sentados a la mesa comiendo, conversando y ver al tipo que iba
de bocha en bocha, se paraba, mironeaba para todos lados, así
tranquilo. Raro. Luego, una amiga cuyos animales (todos) fueron, son
y serán particulares. Desde gatos tira moco, hasta gallos
compadritos. El bronce se lo lleva su tortuga, porque se había hecho
íntima amiga de la pata que andaba por el jardín. El dato de color
es que la pata se acostaba sobre una raíz enorme que sobresalía del
palo borracho, y ahí se quedaba por horas y horas, luego de un rato
se escuchaba ruido de hojas y movimiento, y por ahí asomaba la
tortuga que encaraba para el árbol. Rapidita rapidita, con mucho
esfuerzo se subía a la misma raíz, juntito a la pata y ahí se
quedaba la tortuga, mirando la tarde en compañía. Ninguno de estos
X-Files tiene un registro más que la memoria de los que hemos sido
testigos,
sin embargo, los tiempos que corren han facilitado tener
cámaras hasta en los coladores de fideos, así es como
mi amiga me envía esta foto por correo, y en el asunto escribe lo
que aquí fue elevado a la categoría de título.

lunes, 19 de agosto de 2013
Los hombres de mi vida IV
La
ginecología, gremio variopinto si los hay. Qué ardua y dedicada
tarea la de encontrar al profesional apto que logre captar nuestra
confianza al punto de depositar esa enorme maquinaria llamada mujer.
Cuando era adolescente mi primer profesional visitado fue un señor
grande que no bien me senté comenzó a charlarme acerca de lo
aberrante del sexo anal: Acá vienen mujeres mayores ya, que me
confiesan que el marido les pide secso anal... ¡Y claro! Si ven esas
publicidades donde hay chicas en cola todo el tiempo. Mis ojos se
abrían como dos platos, decidiendo al instante que yo no me iba a
atender ahí, no me arriesgaría a que en lugar de una colpo el susodicho me
exorcizara el útero. En ese punto entendí que mi búsqueda recién
comenzaba y no sería nada fácil. Luego de distintos intentos que me
llevaron desde lecciones de moral hasta descripciones fatales acerca
del uso de pastillas anticonceptivas di con el hombre ideal: no
espamentaba, no exageraba, no moralizaba. El tema era que amaba lo
que hacía y era curiosa su forma de demostrarlo. Por ejemplo, cuando
daba con la imagen requerida en el colposcopio articulaba: ¡Ahí
está! ¡Perfecta! ¡Se ve per-fec-ta! Está divina. Y yo ahí
mirando el techo, respirando hondo, con cara de asco a todo eso que
estaba haciendo. Y, ante esos gestos, él argumentaba un: Yo he visto
cada cosa que mejor ni te digo. Si no se le daba por contarte su fin
de semana mientras extraía todo tipo de muestras: El sábado tuve un
evento de tus pastillas... espectacular, una charla muy interesante y
una comida riquísima. El tipo así, con guantes, viscosidad y
aerosoles, se ponía de pie y al costado de la camilla te contaba
todo, mirándote; yo ahí con el espéculo hasta el hígado tratando
de adaptarme al contraste. El día que se recibió de hombre de mi
vida fue aquél en el que yo hacía la pose de la cérvix manifiesta
esperando un nuevo PAP:
Virtuoso
del útero: Sí, esta vez te voy a hacer la biopsia.
Cérvix
manifiesta: Mh, bue.
V.D.U:
Pero no te alarmes que es por control nomás, para estar tranquilos.
C.M:
Tá bien... por control... entiendo...
V.D.U:
(buscando entre sus utensilios) ¡Uy! ¡Qué salame! Me dejé la
pinza en el auto.
C.M:
(ojos expresivos significando no sé qué decirte, estoy inmovilizada
y sin posibilidad de darte una solución)
V.D.U:
¿Sabés qué?
C.M:
(Ponele que no)
V.D.U:
Voy a ir al auto que lo estacioné acá enfrente nomás, un minuto,
así no lo dejamos otra vez para la próxima... vos, tranquila (me
toca el brazo para darme confianza y sale del consultorio)
Yo
quedo ahí, en esa posición tan poco feliz y con el silencio de
consultorio. Agudizo el oído.... El tipo se fue a la calle, al auto,
a buscar la pinza y yo ahí totalmente incapacitada. Escucho a la
gente en la sala de espera. Qué hago si pasa algo, ¡cómo camina
una con el espéculo encajado! Yo le tengo confianza al hombre
pero... ¿si se olvida que estoy ahí? ¿si entra alguien? ¿si lo
secuestran? Por fin vuelve y me muestra la pinza para biopsias, como
si el hecho de conocer las herramientas fuera a darme más
tranquilidad... era un dedo y medio de Wolverine la pinza famosa. Por qué todo lo
que involucra a la salud femenina es tan atroz, me cacho en Satán.
En fin, todo resultó un éxito, todo lo que hizo (como siempre) lo
fue relatando en voz alta: Ahora ingreso la pinza, vas a sentir una
leve molestia, corto un pedacito de muestra del tejido involucrado...
ahora te pongo cicatrizante... bla bla bla bla. Este sujeto hoy ya es
parte del recuerdo, las mudanzas y los horarios inaccesibles se
encargaron de ello, sin embargo ocupa un lugar más que merecido
dentro del ranking de hombres de mi vida.
viernes, 16 de agosto de 2013
jueves, 15 de agosto de 2013
martes, 13 de agosto de 2013
Un buen chirlo a tiempo...
Sueño: camino por una calle largamente conocida. Detrás de mí, el ex que peor se ha comportado en la historia de los amores mediocres. Yo camino y él me sigue y pronuncia mi nombre, llamándome... Me paro bruscamente, me doy vuelta y le cruzo una trompada fulminante. Me despierto sumamente aliviada. Si lo hubiera hecho en la realidad y en el momento justo, ¡la de terapia que me ahorraba!
martes, 6 de agosto de 2013
Pilatos
En ciertos lugares aún sobrevive el jabón bocha (como la mortadela pero jabón). Es curioso ver cómo las mujeres se relacionan con el mismo, dice mucho de la personalidad de la fémina. Varias demuestran una actitud como con asco. Le frotan un poco la yema de los dedos, se friegan las manos y luego se enjuagan rápido rápido, como para que salga el pecado. Otras ni lo piensan, van sólo por el agua. Por favor, querida, agarre el Valot con confianza, que no le va a hacer mal. Ordeñe el dispositivo con vigor, aunque también con cuidado, no sea cosa que lo arranque de su base. Déjese de jorobar con tanta pacatería, caramba, que estamos entre chicas y nadie la va a juzgar por falta de recato.
sábado, 3 de agosto de 2013
No amagues que oscurece
Quiero
castigar fuerte fuerte a esa gente que va sentada en el bondi y juega
con tu deseo de sentarte. Te ilusiona al divino botón. Vos vas
parada ahí, agarrándote con una mano de algún soporte que te quede
cerca, en la otra cuelga el abrigo y la bufanda que te tuviste que
sacar porque nadie abre una puta ventanilla mientras los vidrios
empañados chorrean*, adelante y colgada: la mochila**, vas ahí
medio inmóvil, ejercitando los músculos en cada frenada que el
amable chofer clava, y el hijo de perra que está sentado en el lugar
que te tocaría si se levantara se la pasa amagando la bajada. Si es
una mina, guarda todo en la cartera, acomoda el bolso, se saca los
auriculares, hace que levanta el bote para mejorar la posición, y
vos como una estúpida, sin mirar demasiado relajás contenta de que
te vas a poder sentar, de que hoy sí te vas a poder sentar. Si es un
tipo, se inclina para adelante y después se vuelve a apoyar en el
respaldo, cabecea y mira hacia adelante como para no pasarse de
parada, se inclina para agarrar la mochila o la sube a su falda y vos
pensás ¡Se baja! El cuerpo solo ya se distiende. Pero, no, el muy jodido se regocija, cómodo y te
presume el asiento delante de tus narices, mientras vos danzás al
ritmo de los baches citadinos y las dobladas asesinas. Detesto a esa
gente. ¡Carajo, dejen de hacer eso, no amaguen, si se van a bajar, bájense y punto! No quiero ilusionarme en vano en el bondi, bastante
ya está la vida para eso.
* (¡abran la ventanilla, mierdas! no saben que el que sube una vez que el vehículo está lleno se tiene que fumar la mezcla de olores a pelo sucio, sobaco, boca con aliento, culo, etc. ¡Pegate una enjuagada antes de salir de tu casa!)
* (¡abran la ventanilla, mierdas! no saben que el que sube una vez que el vehículo está lleno se tiene que fumar la mezcla de olores a pelo sucio, sobaco, boca con aliento, culo, etc. ¡Pegate una enjuagada antes de salir de tu casa!)
**(no
sos tan hija de puta de dajarla colgando de atrás para que los que
quieren pasar se enganchen y te arrastren hasta el paragolpes
trasero)
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