sábado, 3 de agosto de 2013

No amagues que oscurece

Quiero castigar fuerte fuerte a esa gente que va sentada en el bondi y juega con tu deseo de sentarte. Te ilusiona al divino botón. Vos vas parada ahí, agarrándote con una mano de algún soporte que te quede cerca, en la otra cuelga el abrigo y la bufanda que te tuviste que sacar porque nadie abre una puta ventanilla mientras los vidrios empañados chorrean*, adelante y colgada: la mochila**, vas ahí medio inmóvil, ejercitando los músculos en cada frenada que el amable chofer clava, y el hijo de perra que está sentado en el lugar que te tocaría si se levantara se la pasa amagando la bajada. Si es una mina, guarda todo en la cartera, acomoda el bolso, se saca los auriculares, hace que levanta el bote para mejorar la posición, y vos como una estúpida, sin mirar demasiado relajás contenta de que te vas a poder sentar, de que hoy sí te vas a poder sentar. Si es un tipo, se inclina para adelante y después se vuelve a apoyar en el respaldo, cabecea y mira hacia adelante como para no pasarse de parada, se inclina para agarrar la mochila o la sube a su falda y vos pensás ¡Se baja! El cuerpo solo ya se distiende. Pero, no, el muy jodido se regocija, cómodo y te presume el asiento delante de tus narices, mientras vos danzás al ritmo de los baches citadinos y las dobladas asesinas. Detesto a esa gente. ¡Carajo, dejen de hacer eso, no amaguen, si se van a bajar, bájense y punto! No quiero ilusionarme en vano en el bondi, bastante ya está la vida para eso.

* (¡abran la ventanilla, mierdas! no saben que el que sube una vez que el vehículo está lleno se tiene que fumar la mezcla de olores a pelo sucio, sobaco, boca con aliento, culo, etc. ¡Pegate una enjuagada antes de salir de tu casa!)

**(no sos tan hija de puta de dajarla colgando de atrás para que los que quieren pasar se enganchen y te arrastren hasta el paragolpes trasero)

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