Hoy
te voy a hablar a vos, ser inconveniente, a quien creí extinto,
quien pensé había madurado, a vos que te he cruzado por la vida y
que me has arruinado más de una noche, ya sea en el mismo envase, ya
sea en uno distinto. No te vengo a hablar porque hayas retornado a mi
existencia, no; me pronuncio ante tu persona porque has regresado en
forma de frustración al umbral de la puerta de una querida amiga,
completamente inocente frente a especies como la tuya. Ejemplares que
en una despiertan compasión, pero que con el tiempo demuestran ser
un fraude. Hoy te lo voy a decir, para reivindicar mis noches para el
olvido, y tal vez las de tantas congéneres que cayeron en tu burda
melancolía asexuada. Te hablo a vos, lumpen del erotismo, a vos que
conquistás a una damisela, la chamullás desde la ternura, le vendés
el disfraz de soy-un-ser-sexuado, te la das de te-voy-a-poner-a-gozal
y aceptás unirte en cópula con ella. Claro que hasta aquí no hay
nada indecoroso, lo descarado de tu parte aparece entre las sábanas,
una vez llegado el momento de concretar el accionar anatómico, luego
del juego previo, ahí desplegás tu costado más vergonzoso que
consiste en poner cara de compungido y evidenciar la obviedad, hacer
explícito lo que la señorita ya advirtió: tu mástil sentimental, apenas rozó estribor, abandonó su enhiesta rigidez y no hay drizas ni jarcias que icen el velamen; al instante soltás: “Perdón, no puedo... es
que... estem... mmm... nada... viste... ehm...”. La damisela, así
en bolas como está y ante tamaña situación, te regala frases de
contención que salven el naufragio, hasta que vos expresás: “Sí, perdón... lo que pasa
es que... me acordé de mi ex novia... todavía no puedo superarlo”. (Glu, glu, glu, glu)
Acá voy a aclarar algo, no necesito explicar (aunque voy a hacerlo)
que entiendo que a cualquier hombre puede sucederle algo así, digo,
verse impedido de erección, lo entiendo y no me espanta. Puedo creer
en que un ser pensante tenga un coágulo amoroso que le impida
concretar un acto. Sin embargo, sepan que hay una partida de
muchachos que toma esa actitud como pilar para la vida, que busca superar su fracaso conyugal en la cama de alguna muchacha. Entonces,
a vos te digo, exterminador de libidos, si no estás en condiciones de
tener encuentros sexuales con una, guardate bajo llave. Si el glande
no está para fiestas, dale unas vacaciones. No podés ir por la vida
haciendo fallida la vida sexual de las féminas. Hay veces en que las
chicas queremos fornicar y ya, nada más que eso, garchar y no
abrazarnos mientras vos suspirás por la otra y nos acariciás el
pelo. Fijate, no sé... tomate un tiempo, salí de putas, hacé
karaoke con tus amigos, cascate la chaucha sin piedad, andá al
psicólogo, leé a Osho, erotizate con Milla Jovovich, hacete un tatuaje, cambiá el auto, andá a ver el carnaval de Gualeguaychu, pero no vengas
a hacer flácidas las noches de aquellas que ya sabemos que Papá
Noel son los padres. ¿Dale?
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